sábado, 19 de noviembre de 2016

MATRIX

 La hojita más pequeña de hierba nos enseña que la muerte no existe; que si alguna vez existió, fue solo para producir la vida (Walt Whitman)

Habíamos muerto mil veces y nacido otras tantas. Cansadas de caminar nos adentramos en el bosque del "fin del mundo" junto a los muros edificados con los huesos y despojos de nuestros cadáveres. Las aves carroñeras habían usurpado nuestro lugar y alimentado con nuestra carne.

Desde los púlpitos, las plañideras derrochan palabras "divinas" de divinas intenciones plagadas de ironías perversas y satíricas para ocultar la "vida" y sembrar la oscuridad en días como hoy donde el infortunio, ha querido que muriésemos de nuevo...

El moho y la humedad extienden su manto por todo el recorrido.... Los árboles cual imanes, atraen una densa y torrencial lluvia. Se desbordan los caminos y el agua a su paso, arrasa el fango y limpia el hedor de todas las alcantarillas.

Después, el cielo calma su furia. Nosotras, seguimos la estela de su inmenso azul por todo el universo y asistimos al nacimiento de un halo de luz... La vida renace de nuevo. 

Un soplo de aire cálido y puro nos devuelve al paraíso, pequeño paraíso donde el silencio queda suspendido y mil algabarías emiten una sinfonía de celestial celeste. "Tumbadas en la hierba" contemplamos la nada en un baile efímero de imágenes superpuestas de batallas perdidas, batallas ganadas y batallas por vivir....

Las plañideras, regresan a sus cavernas

"Confines cercanos"

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