Hay canas en mi cabeza: hay en los prados escarcha:
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula.
¡Astros y fuentes y flores!, no murmuréis de mis sueños:
sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos? (Rosalía de Castro)
Caminamos bajo o sobre la lluvia en un paseo improvisado por Jerez de la Frontera. Un paseo por la vida en una noche de luna blanca, de bulerías y alegrías al compás de una zambomba.
Sueños viejos con aires nuevos de ilusiones renovadas.... y la niña que fue, renace asomada a una ventana entre risas y sonrisas, degustando el "Ajo", aromatizado con una copa del buen vino de la tierra.
Con el amanecer, el camino se llena de espejos. Las nubes ceden el paso a un tímido azul celeste con toques de gris pastel. Dejamos los paraguas en reposo para empapamos de la luz, del color y del olor de la mañana.
La niñez, dulce como los pestiños, se instala de nuevo durante la visita a la exposición de Belenes... benditos sueños de alas de ángel.
Sí, ya se que la pobredumbre, el óxido, el barro, el llanto, la luna oscura, la tragedia, la ciénaga... también transitan nuestros caminos.
Mas hoy, estamos en Jerez: una voz rota, rompe el silencio... guitarras cantan y sueñan: almas viejas de corazón cansado y generoso, brillan en el ocaso de este atardecer.
3 comentarios:
Preciosamente sugestivo.....
Me encanta...Es un escrito muy tierno muy delicado muy dulce y un estilo tan poético que eleva mi sensibilidad
Me gusta tanto el texto que has escrito como las fotografías que has compartido. Esa cara tan bonita, la de niña con esa mirada tan triste. Parecías una niña desvalida pero muy bonita. Las de ahora también me gustan. Maribel Pulido
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