Continúo nadando por este mar salado buscando mi río de agua dulce. A veces en vez de sentirme "libre" por esta inmensidad, me percibo dentro de una pecera que flota a la deriva. Desde el cristal de mi reducido cubículo observo el habitad donde vivo. No quiero ser un pez que mira a través de esta mirilla; quiero ser partícipe de esta vida que bulle y se mueve a mi alrededor.
Encontré un mensaje en una botella y lo reenvíe a través de estas páginas. La vida es bella y continúa a pesar de los pesares. Hoy estoy más animada; mi estómago me dice, ojalá no se equivoque, que el marinero vendrá otra vez a rescatarme y me "parirá" nuevamente en este mar donde la libertad existe.
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