I
¿Han regresado las hadas aladas?
Presiento su presencia pululando en el jardín
Más allá de los muros, otros muros acechan
Se oscurecen las sombras
Los conductores de óxido esparcen infortunios al viento
La confusión acelera su paso cargada de incertidumbre y miedo
Un fino hilo de luz brota libre de entre los abismos
¿Hay algún lugar para la sonrisa?
Más allá del jardín, murallas de incomprensión se tambalean
II
No nos hundirá la noche. La mañana ha despertado
Las nubes están pegadas al cielo
La escarcha se esparce por la hierba
Por las alamedas, un ánima densa y plata
crece suave y lenta sobre los márgenes del río
Los chopos lucen desnudos
El último viento frío les arrebató las hojas
Hojas amontonadas y desteñidas que yacen
sobre un lecho de raíces, arcilla y barro
Hojas infinitas, putrefactas de humedad y tiempo
Los troncos prevalecen inertes, desdentados, desnudos.
Para cuando crezca la primavera, tal vez,
se les conceda un año más de vida
entonces, verdes y altivos, volverán a brotar de nuevo.
III
Ruido de voces ocultas esconden verdades resueltas
No hay razón para escuchar los silbidos del viento
Predicen huracanes inciertos que no pasarán
Sobre las grietas oscuras de moho, nacen sigilosos los líquenes
Brotes verdes extienden que su luz por la llanura
El silencio compone melodías a los sueños rotos
Lo imposible es posible ¿Celebraste ya la la primavera de invierno?
He visto margaritas volar por entre los dedos de mis manos
Y el mar, ese mar inmenso bailando bajo el influjo de la luna
El frío no enfría y la escarcha, bella escarcha
Prende de calidez la "razón" del corazón
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