Hace relativamente poco tiempo, se podía ver por las calles del centro de Jerez de la Frontera, a estudiantes universitarios con carteles en la espalda con la leyenda: "se regalan abrazos". Los transeúntes, en principio, se quedaban perplejos, luego, se dejaban abrazar.
Solemos, como viandantes, actuar como autómatas. Unas veces con la cabeza gacha, otras, con la mirada perdida mirando el vacío. Pocas veces nos paramos a contemplar la vida que fluye a nuestro alrededor.
Hace unos días, una amiga de mi hija tratando un tema espinoso para mi, me recomendó: "sorpréndelos con tu mejor sonrisa. Tu sabes hacerlo, sonríes muy bien". Entonces recordé una anécdota que me ocurrió en la caja de un supermercado. Reconocí a una antigua profesora. Comencé a darle explicaciones de quién era yo (no me había vuelto a ver desde niña). Ella, reaccionó enseguida y me dijo: "te he reconocido por tu sonrisa". Mi emotividad me dejó sin palabras. Nos abrazamos, reímos, lloramos. . . he cambiado mucho físicamente desde entonces. . .
"Entonces", al parecer, solía ir siempre con la sonrisa puesta. Hay acontecimientos de la vida que van marcando y puliendo nuestro rostro dotándonos de "ese" aspecto de "seriedad" que a veces, desdibuja esa sonrisa limpia de nuestra niñez.
Hoy, mientras me ponía una crema hidratante en la cara, el rostro que reflejaba el espejo, dibujaba un cierto rictus de amargura. Inmediatamente abrí el cajón de la cómoda, hurgué hasta encontrar tu carta y muy despacio comencé a leerla. La escribiste hace diez años. Solo voy a transcribir un fragmento. ¡Dices cosas tan hermosas sobre mi!:
Eres una de las pocas mujeres que aún teniendo "una cierta edad" (¡que es broma!), se ha enfrentado al reto de hacer aquello, que por diversas circunstancias, de joven no pudo realizar. A esto añadir que eres una gran compañera, una gran amiga con la que se puede contar. Una mujer con el corazón tan grande que no le cabe en el pecho, y una señora con elegancia y con saber estar.
. . . Echaré en falta tus historias, tus sonrisas, tus risas, tus consejos, tu escucha, tu simpatía, tu amabilidad, tu flexibilidad, tu apertura, tu cercanía. . . bueno, todo aquello que te hace ser tu. . . No se lo que nos deparará el futuro, si nos veremos a ver o no, si seguiremos en contacto o no, y por esto, y para que sepas que has sido un gran referente para la que te escribe, te doy las gracias.
Gracias a ti, Lourdes, me has devuelto la sonrisa. Intentaré sonreír todos los días, por ti y por toda esa gente maravillosa que conocimos en la universidad. No nos hemos vuelto a ver, pero quiero que sepas, ojos azules, que siempre, siempre, os llevo en mi corazón.
PD: Universidad de San Vicente de Raspeig (Alicante)
Solemos, como viandantes, actuar como autómatas. Unas veces con la cabeza gacha, otras, con la mirada perdida mirando el vacío. Pocas veces nos paramos a contemplar la vida que fluye a nuestro alrededor.
Hace unos días, una amiga de mi hija tratando un tema espinoso para mi, me recomendó: "sorpréndelos con tu mejor sonrisa. Tu sabes hacerlo, sonríes muy bien". Entonces recordé una anécdota que me ocurrió en la caja de un supermercado. Reconocí a una antigua profesora. Comencé a darle explicaciones de quién era yo (no me había vuelto a ver desde niña). Ella, reaccionó enseguida y me dijo: "te he reconocido por tu sonrisa". Mi emotividad me dejó sin palabras. Nos abrazamos, reímos, lloramos. . . he cambiado mucho físicamente desde entonces. . .
"Entonces", al parecer, solía ir siempre con la sonrisa puesta. Hay acontecimientos de la vida que van marcando y puliendo nuestro rostro dotándonos de "ese" aspecto de "seriedad" que a veces, desdibuja esa sonrisa limpia de nuestra niñez.
Hoy, mientras me ponía una crema hidratante en la cara, el rostro que reflejaba el espejo, dibujaba un cierto rictus de amargura. Inmediatamente abrí el cajón de la cómoda, hurgué hasta encontrar tu carta y muy despacio comencé a leerla. La escribiste hace diez años. Solo voy a transcribir un fragmento. ¡Dices cosas tan hermosas sobre mi!:
Eres una de las pocas mujeres que aún teniendo "una cierta edad" (¡que es broma!), se ha enfrentado al reto de hacer aquello, que por diversas circunstancias, de joven no pudo realizar. A esto añadir que eres una gran compañera, una gran amiga con la que se puede contar. Una mujer con el corazón tan grande que no le cabe en el pecho, y una señora con elegancia y con saber estar.
. . . Echaré en falta tus historias, tus sonrisas, tus risas, tus consejos, tu escucha, tu simpatía, tu amabilidad, tu flexibilidad, tu apertura, tu cercanía. . . bueno, todo aquello que te hace ser tu. . . No se lo que nos deparará el futuro, si nos veremos a ver o no, si seguiremos en contacto o no, y por esto, y para que sepas que has sido un gran referente para la que te escribe, te doy las gracias.
Gracias a ti, Lourdes, me has devuelto la sonrisa. Intentaré sonreír todos los días, por ti y por toda esa gente maravillosa que conocimos en la universidad. No nos hemos vuelto a ver, pero quiero que sepas, ojos azules, que siempre, siempre, os llevo en mi corazón.
PD: Universidad de San Vicente de Raspeig (Alicante)
2 comentarios:
Estaba ansiosa por leer con mis propios ojos este relato de lo importante que pueden ser algunas personas que nos cruzamos en nuestras vidas. Porque yo misma recuerdo cuando aquella Lourdes al verte ( hada mágica) me dijo con espontaneidad esa mujer "mayor" parece maja. Vamos a acercarnos y yo no lo dudé un momento.
Nos acercamos y nos relató su vida y nos enseñó una foto familiar en la playa.
A los pocos días, por causalidad nos tocó confiar una en la otra ciegamente. Y yo no dudo que lo hice, lo hago y siempre lo haré por siempre.
Tú tenías tus dudas por mi delgadez o aparente debilidad creías que te iba a tirar por las escaleras, pero te cogí de la mano y te guié por el buen camino o por el que yo creí correcto.
Ahora sé que esos 2 momentos fueron indispensables para captar a una de las personas más maravillosas que he conocido nunca.
Gracias por existir y gracias a ti Lourdes por ver cosas que sólo tú y yo podemos ver.
Sofia
amiga mía, gracias por tus hermosas palabras hacia mi persona. nunca te he olvidado ni nunca lo haré. cuando hablo con nuestra amiga Sonia siempre hablamos de tí, de cómo te vá. siempre estarás en nuestros pensamientos y en nuestros corazones. nos hicistes mucho bien, dándonos muy buenos consejos, escuchándonos, regalándonos dulces palabras,etc., espero y deseo que algún día nos volvamos a encontrar para recordar aquellos maravillosos años de universidad y contarnos todo lo que nos ha pasado durante estos años.millones de besos y abrazos.
Publicar un comentario