Hoy, la densa niebla que envolvía las casas vecinas e iba más allá del jardín se extendía hasta las copas de los árboles. Esa densa y blanquecina niebla de luz, me ha transmitido una cierta calidez de protección.
Por unos instantes, mientras tomaba la fotografía desde una de las ventanas de casa, sentí el confort, que quizás olvidamos al nacer, ese confort y bienestar, en el silencio y la "nada", del útero materno.
Durante ese intenso instante de paz, la calma despejó mi psique de toda duda "terrenal". Mi alma desnuda, comenzó a fluir hacia esa "nada" infinita, donde lo banal no tiene cabida, porque no existe.
Mi mente, comenzó a reprogramarse a la velocidad del rayo, mientras la bruma se diluía entre los pinos, dando paso a un sol vivo, radiante, festejando el verdor cristalino de la hierba del jardín.
Un instante. Un solo instante... de luz.
NOVIEMBRE, DIA 17. AMANECER CÁLIDO |
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