Camino despacio, relentizando el tiempo. Un tiempo imaginario, escrito en folios de cristal con plumas del Ave Fénix.
Inmersa en una maremagno de sentimientos repetitivos (hasta la saciedad), busco palabras, interpreto silencios, dibujo poemas con pequeños retales de vivencias y sueños, de fantasía y de realidad.
Lentamente, con premeditación y alevosía, rescato fotogramas que reproduzco dentro de mi corazón para embriagarme de amor. Destilo el dulce néctar que besa e inunda, que acaricia el alma y da sentido a esos pequeños oasis de felicidad y paz.
Felicidad esfumada, perdida y a veces hallada. . .
El gramófono gira y gira una y otra vez.
La música del tercer movimiento: "Il giovane príncipe e la giovane principessa", despierta la magia dormida por la melancolía. Las sombras, devuelven la luz que robaron al anochecer.
Serezade, Shéhérazade. . .
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