Julia está feliz, feliz e ilusionada. En su “viaje a Ítaca” ha regresado a un puerto conocido y amado: San Fernando. Lo ha hecho en la semana más Santa del calendario cristiano- católico.
Esta es su “primera vez”. En la madurez está viviendo y descubriendo emociones y sentimientos presentidos pero no vividos: la tranquilidad, la paz, la alegría, la armonía. . . La felicidad de ver, sentir, disfrutar, emocionarse en “libertad”, sin cortapisas, sin horarios, sin condicionamientos. . .
Después de una larga sequía con vientos desfavorables para soltar amarras e izar las velas, Julia, ha saboreado los olores del incienso, del nardo, del azahar, de una primavera lluviosa y pletórica de vida.
Domingo de Ramos: Iglesia Mayor (S. Pedro y S. Pablo): Nuestra Señora María Santísima de las Lágrimas: Primera “estación”, primera emoción. Julia, que durante años ha visto en estas manifestaciones de fe, solo la parte cultural, lúdico-festivo, más que religiosa, con este paso inició un vuelo cuando la niña que la habita comenzó a desplegar sus alas. Vuelo alto para sentir esa clase de sentimientos que solo los niños saben percibir.
Jueves Santo: Parroquia Castrense de S. Francisco: Cristo de la Expiración y María Santísima de la Esperanza. Rostros conocidos, sonrisas, amabilidades, comunión con las personas congregadas, silencio, recogimiento.
Viernes Santo: “Madrugá”: María Santísima de los Dolores y Nuestro Padre Jesús Nazareno. Emotividad y decepción. Aquí apareció la parte más lúdica de algunos grupos de personas. Julia pensó que por momentos aquello parecía más el comienzo de un partido de futbol que un acto religioso. Entonces, Julia, decidió cambiar de ruta para tener una visión mucho más cercana a lo que ella pretendía vivir. Lo consiguió. De nuevo familiaridad y amistad; personas conocidas: abrazos, risas y sonrisas. Nueva visión de un Nazareno que permanecerá por tiempo en su retina.
Iglesia Nuestra Señora del Carmen: La Soledad y El Santo Entierro: solemnidad, cercanía, silencio, respeto, emotividad desbordada, lluvia fina para disimular las lágrimas. . . sentimientos de paz y alegría. Después de la muerte renace de nuevo la vida siguiendo el rito: Vida/Muerte/Vida.
Último apunte: Tortillas de Camarones (con mayúsculas) en la “Plaza de las Vacas”. Reproche cariñoso: “¿¡tanto! tiempo anclada en este puerto y no habías degustado esta exquisitez?”. “Pa pegarte”. Eso fue en otra vida, en esta, Julia, ha resucitado. . .
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