martes, 31 de enero de 2023

NUBES EN RETROCESO

Mirando hacia el espejo, veo un pequeño halo de luz que atraviesa su opacidad. Su reflejo me escandila y casi de soslayo, de mis ojos se desprenden unas gotas de agua salada que van abriéndose camino por mis mejillas, llega hasta mis labios, mi lengua y mi paladar. Pequeño río de bálsamo que cura y sana y limpia las alcantarillas del alma.
 
Ante lo evidente, me he ordenado a mi misma: Llora y llora, necesitas llorar y expandir toda tu ira contenida. Grita, aquí, no molestas a nadie, y así, como si fuera una necesidad vital, he vaciado todo el lodo acumulado que a veces me impide hasta respirar. Y en esos segundos de pequeña muerte, y ya vencida por los malos presajios, el halo de luz ha vuelto a brillar por el espejo retrovisor del coche salpicado por el barro de la última lluvia se este otoño casi primaveral.

He mirado a mi alrrededor y con sorpresa y tambień con admiración, sin ser consciente de ello, de repente, una nube gris sobre el horizonte, huía despavorida ante el eminente azúl y la determinación de un viento en calma. La radio del coche ha comenzado a sonar (distraidamente habré puesto las llaves de contacto) y entre la vegetación de la loma alta, al lado opuesto de la carretera, una pequeña liebre como pensativa e inmobil, me observa, o eso me ha parecido a mí. Por unos segundos la magia ha inundado mi corazón y una leve sonrisa, intuyo, ha transformado mi rostro un tanto adusto, en una esperanza de luz.
 
Ya no es tiempo para los reproches hacia mi misma.  Es tiempo de disolver las hieles en el río de la vida. De transformar el paisaje. Es tiempo de no ponerme más piedras en mi propio destino. De borrar pensamientos inmunes que solo conducen a desiertos oscuros que obstaculizan el camino. Es tiempo de avanzar hacia praderas fecundas donde las nuevas semillas crecerán libres de malas hierbas. Donde las dudas dejen paso a las profecias autocumplidoras de sueños y a una nueva realidad que navegue por un mar sin sombras, limpio, translúcido.
 
 

FOTOGRAFÍA: MARIANGELES
 
 Posdata: A mi hermano Antonio Julián: Todo fluye y las malas corrientes se diluyen en el tiempo. Hoy toca ser como tú eres sin dar un paso atrás, caminando siempre erguido y firme.