SEPTIEMBRE:
Días de historias y cuentos, paseos, lecturas para niños, helados, algodón de azúcar, hadas invisibles (alguna visible), volcanes sosteniendo en la cima de la montaña una nube. Es el Volcán de Agua sin agua porque ya derramó su esencia para sembrar vida y destrucción y vida...
El volcán de Fuego, aún encendido, ronca dormido, lanzando al viento en cada expiración, llamas incandescente. Silencio, no lo despertéis, dejadlo dormir.
Aderezamos este "recreo" al otro lado del Atlántico, con risas, sonrisas y sueños, coreografías de ballet mágicos, sirenas de agua dulce, caballitos de mar, y el "unicornio azul" (¿azul?) ¡La fantasía de las hadas mágicas lo pintaba cada día de un color diferente!
Pequeños desacuerdos, rabietas, enfados... y, después, la música y la calma. Juegos y más juegos y una almohada "sonámbula" pegada a una cara soñolienta: "abuela quiero dormir contigo". Y acurrucadas mientras la nube vuela hacia otros horizontes, soñamos dormidas con hilos invisibles que cruzan océanos...
OCTUBRE:
Regreso a la "normalidad". Esta vez el volcán esta al otro lado del mar y despierto, muy despierto. Y no solo hay tormentas de fuegos y de lava.
Tormentas de "intelectualidad" de los "presuntamente sabios y conocedores" que deberían dar "respuestas" y no saben/no contestan, miran de reojo hacia otro lado. Explican confusión, o tal vez, quizás, no sepan hablar en Román Paladino.
Los unos, anclados en el pasado, los otros, anunciando apocalipsis horribles, unos cuantos, intentando arreglar el maremagnu. ¡OHHH!, me había olvidado de la imparcialidad, pero bueno, ese es otro cantar. Mientras mienten y desmienten, me quedo en mi nube leyendo poemas y a mis "favoritos/itas" y sus artículos de opinión, a veces clarificantes, y otras veces, inclusos divertidos (que no falte el sentido del humor).
Bleau me echaba de menos. Yo echaba de menos el mar, la mar, mi mar. Baño obligado de Otoño con sabor a membrillo y a castañas. Reencuentros que acarician sueños, fantasías, corazón y alma. Bellas historias de adultos, infinitos "cuentos" de adultos...
Aunque a veces, un poco cansada ya, de tanta "adultez", vuelvo de "nuevo" (hacía años que no lo hacía) a montar en bicicleta, a bailar en el salón de casa (cuando nadie me ve) a imaginar que soy una libélula pululando por el jardín, a sonreír y reír cuando escucho y sueño a través del "hilo invisible" la magia de las flores, los sonidos, los olores, los juegos, el alboroto y las voces de Cocó y Lulú pronunciando la palabra Mágica: ¡¡Abuela!! Entonces, me inflo como un globo de colores y vuelvo a volar en mi nube por espacios infinitos.