Como dos adolescentes de alma viva y joven, caminamos apretujados a través de la multitud que sube y baja por la Acera del Darro. Risas danzarinas a ritmo de vals, jugueteos, pausas (para mirarnos fijamente a los ojos...) Y de repente, al pie de la Alhambra en el Paseo de los Tristes, una estrella fugaz (tu risa) se deshace entre mis labios...
El fuerte viento de levente empuja nuestros cuerpos en un abrazo sin fin... Por la Calle Real un bullicio en procesión: Música, incienso, velas... Ignorando la meteorología, el gentío, las trompetas y tambores, resguardamos nuestro amor en una "casa-puerta". Nos hacemos invisibles y cogidos de la mano volamos por el firmamento cercano de nuestros iris en un choque de complicidad "extrema..."
En la Plaza de San Antonio huele a azahar y a sorbete de limón, y a pestiño de miel y canela... Ya no soy yo, y ya, no eres tu: Somos dos chiquillos traviesos que sin buscarse se encuentran. Dos hojas de Otoño que rebrotan en Primavera, y en la Alhambra, y en el Albahicín y hasta en la Caleta... Y el día es noche, y la noche es día... En esta hermosa hora de luz, magia, y "Perseidas...."
En la Plaza de San Antonio huele a azahar y a sorbete de limón, y a pestiño de miel y canela... Ya no soy yo, y ya, no eres tu: Somos dos chiquillos traviesos que sin buscarse se encuentran. Dos hojas de Otoño que rebrotan en Primavera, y en la Alhambra, y en el Albahicín y hasta en la Caleta... Y el día es noche, y la noche es día... En esta hermosa hora de luz, magia, y "Perseidas...."