Hoy, la temperatura no da para más. El frío y el viento me han recluido en casa al refugio y al calor de la chimenea. Mirando fotos para matar el tiempo, me he topado con una imagen tuya que me ha impactado. Mi querido argonauta: truán y soñador; conversador y dicharachero, "buscador" de la "felicidad perdida. . ."; nunca hasta ahora me había fijado en esa sonrisa que quiere reír y sin embargo tiene tal carga de tristeza, que me ha inundado de los sentimientos mas nobles que hacia tí, siento (hay que saber, para "saber" entender).
Bien, hagamos un trato, "usted sabe que puede contar conmigo. . ." "Yo quisiera contar con usted/ aunque sea hasta dos/ aunque sea hasta cinco. . ."
Desde esta pequeña constelación, vamos a volar juntos. ¿Te parece?. No por el Oceanus Procellarum de la luna, no, que ahí hay demasiada oscuridad. Mejor inventamos otros mundos más cercanos. Por el Este y de madrugada (nosotros que a veces somos noctámbulos), aparece en nuestro cielo, Júpiter. Tú, míralo desde tu ventana. Yo haré lo propio desde la mía. Con su luz, volaremos a lomos de Pegaso por esos pequeños "pocos-micro-mundos" que aún están por descubrir. Venga, no perdamos mas tiempo, aúpate a lomos del Caballo Alado y agárrate fuerte a mi cintura para salir trotando. . .
Mira, las estrellas dibujan poemas y escriben aventuras que aún están por vivir. En la torre de la iglesia dos cigüeñas saludan con su pico a estos dos intrépidos que tienen la osadía de "saber" volar.
¿Has visto el mar, ese "mar"?. Ni siquiera Neptuno con sus rugidos puede detener la música, ¿escuchas. . .? mil caballitos de mar la interpretan para nosotros. Un coro de sirenas nos deleitan con nuestra canción y los acordes de un piano lejano marcan el rumbo hacia nuevas rutas.
Lluvia de pétalos de estrellas de mar alientan con perfume nuestro aliento. No es hora para la tristeza. Nuestro reloj de arena dorada y fina, ya no marca las horas. La vida comienza de nuevo. . . Como cada amanecer de luz, "usted sabe que puede contar conmigo. . ."
Imagen: Google |
Cuando sientas tu herida sangrar
cuando sientas tu voz sollozar
cuenta conmigo
(de una canción de Carlos Puebla)